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Publicado el jueves, 23 de abril de 2009. Revisado el miércoles, 23 de septiembre de 2009.
Autor: Cecilia Galli Guevara
Tiempo medio de lectura: 6 minutos y 44 segundos
Un sistema de comunicación gestual ayuda a miles de bebés y a sus padres a comunicarse antes de que los niños puedan hablar, y a ahondar sus lazos.
Cuando conocí los signos para bebés, vivía en los Estados Unidos. Acababa de nacer mi primer hijo y yo sabía que, siendo un niño bilingüe, era probable que tardara un poco más que otros en aprender a hablar, ya que estaba incorporando dos idiomas. Si bien esto no me preocupaba, vi con mucho interés cómo otra madre se comunicaba con su hija de un año, también bilingüe: además de utilizar unas pocas palabras (ininteligibles para cualquiera que no fuera su madre) que la niña decía, madre e hija movían sus manos y sus cabezas para modelar signos similares a los del lenguaje de señas que utilizan los sordos.
Comencé a investigar sobre el tema, y me pareció que el lenguaje de signos para bebés podía ser útil para nosotros. Así que cuando mi hijo tuvo unos 9 meses, empecé lentamente a introducir algunos gestos al tiempo que pronunciaba las palabras. Pensé que esta sería una buena experiencia y que podríamos comunicarnos más y mejor. Cuando mi hijo tuvo 11 meses, modeló su primer signo. Estábamos en el parque y vio emocionado una paloma que comía maíz de mi mano. Juntó su índice y su pulgar e hizo el signo de "pájaro" que yo le había mostrado varias veces antes de ese día.
A partir de ese momento, fuimos incorporando más y más signos, a medida que él quería expresar algún sentimiento, pedir cosas o simplemente relatar algo. Para nosotros fue une experiencia excelente, ya que gracias a este "lenguaje" él podía pedir lo que necesitaba o expresar alegría, miedo, u otros sentimientos. De hecho, casi no tuvimos situaciones en las que él lloraba y nosotros no sabíamos qué era lo que quería.
¿Cómo surge esta práctica?
Casi simultáneamente, durante los ochenta, Joseph Garcia, por un lado y Linda Acredolo y Susan Goodwyn, por otro, descubrieron cómo los signos pueden ayudar a los bebés a comunicarse efectivamente, antes de que sean capaces de hablar. Garcia, quien tenía experiencia previa trabajando como intérprete con personas sordas, observó que los bebés sanos de familias en las que se utilizaba el sistema de signos incorporaban naturalmente los gestos que veían en sus casas antes de empezar a hablar. Por su parte, las Dras. Acredolo y Goodwyn dirigieron un estudio financiado por el National Institute of Child Health and Human Development de los Estados Unidos que mostró beneficios para los bebés que utilizaban signos y para sus familias.
Los resultados del estudio, que duró más de dos décadas y que contó con la participación de 140 familias, mostraron que, en promedio, los bebés de 24 meses que habían utilizado gestos hablaban como niños de 27 o de 28 meses de edad. Además, aquellos que habían utilizado gestos construían oraciones más largas. Por otra parte, los de 36 meses que habían usado gestos hablaban como niños de 47 meses de edad. Años más tarde, las doctoras midieron el coeficiente intelectual de los niños que habían utilizado el sistema de signos: a los 8 años de edad, tenían 12 puntos más en los exámenes tradicionales de coeficiente intelectual que sus pares que no habían utilizado gestos.
Entre otros de los beneficios, Acredolo y Goodwyn notaron que el sistema de gestos para bebés reduce la frustración y el comportamiento agresivo entre los niños, ayuda a los padres y a los maestros a ser más observadores y más sensibles, construye confianza entre los bebés y sus padres y cuidadores, les permite a los bebés a compartir sus pensamientos, promueve el desarrollo emocional positivo y desarrolla la autoestima de los bebés.
La idea fundamental detrás de la aplicación de signos para la comunicación no verbal con niños que no tienen problemas de audición es que sus cerebros están listos para "hablar" antes de que ellos puedan aprender a manejar el complejo sistema muscular que supone el habla. Con el sistema motor grueso dominado, un niño de unos 9 meses de edad es capaz de realizar gestos (que ya comprende) antes de ser capaz de coordinar los movimientos de sus labios, su lengua y sus cuerdas vocales para pronunciar palabras.
Cada uno por su parte, Garcia y Acredolo y Goodwyn, crearon métodos para enseñarles gestos a los bebés. Joseph Garcia desarrolló el programa SIGN with your BABY, que incorpora gestos del Lenguaje Americano de Señas; Linda Acredolo y Susan Goodwyn lanzaron el libro Los gestos del bebé, con gestos adaptados o creados especialmente para los niños. En la práctica, cada familia puede ir creando sus propios gestos; pero hay que tener en cuenta que tienen que ser fáciles de modelar y de recordar para todos.
Luego de dos décadas, esta práctica ha traspasado las fronteras de su país natal: existen seminarios y talleres de gestos para bebés en varios países, y el libro Los gestos del bebé está disponible en unos 20 idiomas. Se han realizado trabajos sobre el tema en otros países, que avalan las conclusiones que comentamos. En Chile, la Dra. Chamarrita Farkas de la Pontificia Universidad Católica realizó un estudio que involucró a familias de bajos recursos. Su trabajo mostró resultados en un mejor desarrollo del lenguaje, mejores habilidades motrices, reducción de estrés entre el personal del centro, incremento de la sensación de eficacia de las madres.
Y, aunque miles de familias disfrutan de este sistema de comunicación con los más pequeños de sus hogares, no deja de haber detractores, que sostienen que introducir gestos puede retrasar el aprendizaje del lenguaje hablado.
Según mi experiencia, creo que aquí es importante hacer las cosas con mesura y utilizando el sentido común: si una familia va a incorporar este método, de ninguna manera debe dejar de lado la palabra: mientras le muestra el gesto de "leche" a su hija, la madre debe pronunciar la palabra "leche". Porque la meta no es enseñarle un sistema de señas a su hija, sino comunicarse con ella un poco más temprano.
Y comunicarse es bueno
"Los bebés son más felices cuando pueden comunicarse con las personas que más los aman: sus familias. Mientras que es cierto que los signos para bebés tienen beneficios para sus cerebros, lo que más nos emociona es cómo el uso de los signos aumenta el entendimiento y refuerza los lazos de amor entre padres y bebés", escriben Linda Acredolo y Susan Goodwyn en el prefacio de su libro Los gestos del bebé.
El Doctor Alan Greene, fundador y CEO de DrGreene.com, y experto en pediatría de AmericanBaby.com, explica que "muchas de las crisis emocionales que los chicos experimentan entre los 9 y los 30 meses de edad surgen de la frustración de no poder comunicarse, ya que sus ideas sobrepasan sus habilidades lingüísticas. Los terribles dos son menos terribles cuando los niños aprenden a expresar sus pensamientos". El Dr. Greene dice que los signos para bebés son una manera maravillosa de lograrlo: "mover la cabeza o la mano es mucho más fácil que aprender la intrincada manipulación de los labios, la mandíbula y la lengua, necesaria para cada nueva palabra. Los niños aprenden a coordinar los músculos grandes antes que los músculos chicos, aproximadamente al mismo tiempo que empiezan a querer expresarse".
A medida que mi hijo empezó a hablar, fue dejando de lado los gestos. A los 5 años, tiene un vocabulario notable y disfruta mucho de leer y escribir (que aprendió solo a los 4 años). No sé si los gestos que utilizábamos para comunicarnos son responsables de esto, pero puedo decir que para nuestra familia la experiencia fue rica y atesoro los recuerdos de ese bebé que señalaba todo y me contaba, utilizando sus manitas, "las nubes son como conejitos" o "el bebé quiere más leche".
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Cecilia Galli Guevara es periodista, escritora y madre de tres hijos. Es argentina y vive en Estados Unidos con su familia.
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