Si aún no lo has hecho, suscríbete a nuestra web

Teléfonos de contacto:
936 452 369
649 413 479
Formulario de contacto

El parto está en tí

Publicado el jueves, 05 de julio de 2012. Revisado el jueves, 05 de julio de 2012.
Autor: Cristina Silvente y Laura García Carrascosa
Tiempo medio de lectura: 13 minutos y 11 segundos

Desde hace tiempo, en el entorno del parto fisiológico o "natural", se viene describiendo que para tener un buen parto la mujer debe llegar a un estado físico y emocional comúnmente conocido como "Planeta parto". Esta idea tiene su origen sobre todo en el trabajo del Dr. Michel Odent, quien alerta de la influencia negativa de la estimulación del neocórtex en el buen desarrollo del parto1. Supuestamente, la activación del neocórtex en ese contexto activa la adrenalina y esta, a su vez, bloquea la oxitocina, principal hormona responsable del proceso. Por tanto, según él, el parto debería transcurrir en unas condiciones que favorecieran que las mujeres pudieran apagarlo. Esto implica buscar entornos de parto en oscuridad, en silencio, donde la madre estuviera en un estado de relajación profunda y en ausencia de fuentes de miedo.

Sin embargo, a medida que más y más mujeres han tenido la experiencia de un parto fisiológico y han descrito sus vivencias, hemos observado que un buen número de ellas, popularmente llamadas "terrenales", tenían dificultades para apagar el neocórtex en la línea que propone Michel Odent. Durante la dilatación continuaban sus actividades, estaban atentas a su alrededor, reían o hablaban. Pero, a causa del mito de que debían "dejarse ir", habían vivido sus partos como negativos; incluso relataban haber vivido el embarazo con angustia ante la idea de que no pudieran "desconectar" durante el parto, o que esta mayor dificultad para relajarse y "no pensar", inherente a ellas, pudiera ser un obstáculo en su evolución. Sin embargo, tal y como relatan muchas de ellas, esta dificultad para entrar en el clásico "planeta parto" no supuso problema alguno cuando se dejaron llevar por su natural forma de ser y dilataron a su manera (por ejemplo, leyendo, viendo la tele, cocinando, hablando, riendo…). En esas condiciones tuvieron incluso dilataciones inusualmente rápidas y muchas de ellas indoloras. Por otro lado, aquellas que se esforzaron por "apagar" su cerebro, en contra de lo que su naturaleza les pedía, permanecieron en un estado de alerta angustiosa, agobiadas por no ser capaces, por estar interfiriendo en su parto y sintiendo que, de alguna manera, todo era mucho más complicado.

¿Qué ocurre, entonces?
Sabemos que la adrenalina se segrega en las glándulas suprarrenales en estados de estrés o de tensión, ante amenazas físicas, temperatura elevada o muy baja, luz brillante, ruidos o cualquier situación que provoque una emoción intensa. Pero las emociones no surgen del neocórtex, sino que el centro responsable es el sistema límbico, que está en estructuras inferiores. ¿Qué papel tiene entonces el córtex cerebral? El neocórtex simplemente lleva esas emociones a un nivel consciente, de modo que te puedas dar cuenta y hacer algo para cambiarlo. Creemos erróneamente que nuestras decisiones y la mayoría de cosas que hacemos en nuestra vida, las "decidimos" con el neocórtex. Nos creemos "racionales" en nuestras decisiones y lo cierto es que es justamente al revés. La mayoría de nuestras decisiones, incluso las que creemos muy conscientes, en realidad han sido tomadas por nuestro inconsciente, por esa parte que es una mezcla de intuición y de conocimiento profundo que se va ejercitando con los años...2 Porque, sin darnos cuenta, con nuestra experiencia, vivencias y nuestro material de base, construimos lo que somos, como nos comportamos y nuestro modo de reaccionar ante las cosas que pasan. Y la mayor parte de toda esa información se gestiona y fluye por nuestro cerebro de manera inconsciente.

Hay un interesantísimo experimento que muestra esta idea de forma nítida. El grupo de investigación alemán liderado por el profesor John Dylan Haynes realizó una prueba en que, con un escáner cerebral, monitorizaban a una persona tomando una decisión tan simple como mover la mano izquierda o la derecha. Los científicos que observaban el cerebro constataron que antes de que la persona fuera consciente de qué elección iba a tomar, su cerebro a nivel inconsciente ya había tomado la decisión3. Es decir, es nuestra estructura más profunda, más inconsciente, más emocional, la que toma la decisión en base a todo un conjunto de información que recibe del entorno y de nosotros (que está ahí, pero de la que no somos conscientes) y simplemente se la "comunica" a la región consciente que es quien finalmente ejecuta la acción que supone la decisión tomada. Este reciente descubrimiento del campo de la neurociencia implica que el papel del neocórtex en la forma de "pensamiento consciente" es en realidad mucho más limitado de lo que creemos, y más que agente causal es consecuencia, limitándose a ejecutar las órdenes recibidas por la estructura inconsciente.

El planeta parto "terrenal"
Algunas mujeres tienen una gran actividad intelectual, bien por su profesión, bien por su manera normal de funcionamiento, como sería el caso de mujeres con altas capacidades intelectuales. Mantener esa actividad mental puede ser placentero en sí mismo. Por lo tanto, mantener ciertas actividades, como leer, jugar al ajedrez, hablar, cocinar u organizar, puede ser algo así como un "modo seguro" de activación cerebral, que no influencie negativamente el desarrollo del parto. Más aún, algunas matronas, como Consuelo Ruiz, utilizaban este tipo de "distracciones" precisamente para favorecerlo, manteniendo a las madres entretenidas, por ejemplo, hablando de la ropita de sus bebés, ya que de esa forma se aseguraba de que estuvieran haciendo algo agradable y de que no estuvieran pendientes de otros temas que les pudieran generar algún tipo de angustia o miedo4. Del mismo modo, la clínica Tubinga se hizo famosa por incorporar durante el parto lo que denominaron "charla en el baño"5, según la cual la matrona buscaba ganarse la confianza de la parturienta intentando que se sintiera "como en su casa" durante un período de charla en el cual la mujer de parto se sumergía en un baño caliente durante la dilatación. Este método demostró tener resultados muy positivos ya que conseguía el objetivo de crear en la mujer una sensación de seguridad y confianza que disminuía el miedo asociado al parto.

También hay muchas mujeres que han practicado hipnosis o autohipnosis, llegando a conseguir un estado de relajación y serenidad mental, y siendo conscientes en todo momento de lo que sucedía, pero facilitando una disminución del dolor y el miedo.

Quizás una manera sencilla de entenderlo sea comparando el parto con otras funciones del cuerpo, como puede ser la digestión o tener relaciones sexuales, que también se ven amenazadas por una activación del sistema de la adrenalina y en las que también toma parte la oxitocina, la misma hormona del parto.

Por ejemplo, imaginad que cambiamos "parto" por "hacer la digestión". De repente nos dicen que para poder hacer la digestión deberíamos sumergirnos en un estado de tipo "zen", de relajación, casi meditativo, sin pensar, apagando el neocórtex porque ¡igual interrumpimos al sistema inconsciente en su trabajo! Pensaríais que están locos, ¿verdad? La realidad es que podemos perfectamente hacer la digestión, mientras nuestro cerebro se ocupa de otras cosas. Es más, funciona mejor si no le hacemos caso en modo alguno y confiamos en su capacidad para hacerlo, porque por intentar "no pensar" podríamos conseguir el objetivo opuesto y acabar pensando por dónde está pasando el bolo alimenticio en este instante o si tendré los jugos gástricos necesarios, generando así una sensación de angustia. Lo que es importante es transmitir(nos) que todo a nuestro alrededor está bien, y que no hay nada externo que nos genere preocupación o miedo. Sin embargo, si a nuestro alrededor hay situaciones conflictivas que generan un estrés muy fuerte, o, incluso, si se da una situación amenazante o de fuerte miedo o si entramos en una gran angustia, probablemente nuestra digestión no vaya nada bien. Como poco nos causará acidez o empezarán a aflorar otros muchos problemas, ya que ante una situación así el cuerpo detiene o enlentece este proceso mediante la descarga de adrenalina asociada. Por el contrario, cuando todo a nuestro alrededor va bien y comemos con placer, disfrutando y sintiéndonos a gusto, generamos gran cantidad de oxitocina y endorfinas que favorecen aún más la digestión6.

Otra situación similar se da en el sexo, el cual no tiene que transcurrir de forma necesaria en silencio, a oscuras y en relajación. Todos sabemos que puede haber sexo (y gran placer sin obstáculos de ningún tipo) mientras las dos personas hablan o se ríen, o incluso si no están en un sitio muy privado o mientras ven una película y, por supuesto, también a plena luz del día. La clave es sentirse a gusto con uno mismo, con quien nos rodea y con el entorno en el que estamos, porque todo ello transmitirá la calma interior y la seguridad necesarias para que fluya el goce que implica la actividad sexual.

El parto es lo mismo. Si no nos apetece hacer nada especial para relajarnos y estamos a gusto conversando con alguien durante la dilatación, pues, ¿qué hay de malo en ello? De hecho, una conversación agradable es en sí misma relajante aunque no implique apagar el cerebro. ¿Y si nos apetece ver la tele? ¿O cocinar? ¿O cualquier otra cosa? Por muy anecdótico que parezca, hay multitud de personas que han tenido dilataciones fantásticas haciendo lo que más les apetecía hacer, sin generarse más conflictos internos por ello.

Así que podríamos decir que la clave no está en apagar el neocórtex, sino en mantener en estado de "no-alerta" a los sistemas profundos del cerebro que hacen saltar las alarmas y que después reconocemos a través del pensamiento consciente. Es decir, debemos estar en un entorno que impida brotar emociones asociadas al estrés y no realizar actividades que generen inseguridad, temor, miedo o angustia, pero sin que eso imponga una actitud concreta en la madre, más allá de lo que ella misma desee. Lo fundamental sería, por tanto, que el parto transcurriera en un entorno o "hábitat" que favorezca un estado de normalidad, de rutina y de cotidianidad, ya que esos estados suelen por sí mismos generar tranquilidad y sensación de sosiego y de control, lo que permitirá que el proceso fluya con facilidad.

¿Entonces está mal evadirse?
Es importante en este punto que diferenciemos entre forzar la evasión o la desconexión de la realidad, de una situación muy distinta en la que la mujer internamente busca, casi de manera intuitiva e innata, un espacio de intimidad o aislamiento y, sin darse cuenta, entra en un estado de relajación profunda, que va en sintonía con el parto. Si todo ocurre de manera natural porque el cuerpo se mueve a ello y porque hacerlo lleva a la mujer a sentirse mejor, segura y sin miedo, ese será para este tipo de mujer "su" planeta parto. Pero porque exista un grupo de mujeres que actúen así, no implica que el planeta parto sea ese necesariamente para todas.

Cuanto más en contra vayamos de nuestras necesidades innatas, más difícil será todo. Puede darse incluso la paradoja de que para poder sobrellevarlo, nuestro cerebro obligue a una parte del mismo a desconectarse de la realidad que le está agobiando, produciéndose una especie de desconexión forzada.

Yendo ya al extremo, evadirse es disociarse, separar cuerpo y mente, un mecanismo que tenemos para poder sobrevivir ante situaciones emocionalmente negativas7. Cuantas más experiencias traumáticas hayamos tenido, más desarrollado tendremos ese mecanismo y más fácil será tirar de él si el parto lo vivimos de manera angustiosa o demasiado dolorosa. Una persona puede disociarse bien por su historia personal traumática, o bien por la situación en sí que está viviendo como traumática.

Aunque este hecho no es en sí mismo ni bueno ni malo, en ciertos casos puede ser la base de la aparición de depresiones postparto con sentimientos negativos sobre la vivencia del parto, llegando incluso a relacionarse con la aparición del Trastorno de Estrés Postraumático (TEP) después del parto8.

Por ello, la disociación no sería lo esperable en un parto. De alguna forma nos indicaría que se está sufriendo, que la mujer no "se va" o "relaja" de forma natural, sino que lo hace a consecuencia del dolor o de la situación en sí. Muchos de los estados de relajación que relatan las mujeres no son "evasiones" que surgen por una necesidad natural de aislarse, sino que son auténticas disociaciones que indican que, en un momento dado, la mujer quedó de alguna manera sobrepasada por la experiencia del parto y se vio forzada a rescatar ese mecanismo. Algunos estudios hablan de que entre un 11 y 19% de mujeres han tenido disociación en el parto9.

Por ello, además de cuidar el entorno y las condiciones en que se llevan a cabo los partos para evitar situaciones estresantes o traumáticas incluso en el mejor de los ambientes (como un parto natural no intervenido o en casa), no deberíamos empujar a las mujeres a irse al "planeta parto", ni a tener una actitud concreta que por ir en contra de su manera de ser y de sus necesidades pueda llevarlas a un estado de angustia interior que les impida mantener el control sobre su parto.

El planeta parto está en nosotras, en dejar aflorar las necesidades que nuestro cuerpo impone. El planeta parto podría ser simplemente un estado físico y emocional que permita que toda una maquinaria como es el parto, que funciona sola y no necesita de agentes externos (igual que la digestión o la respiración) actúe sin problemas ni interferencias de ningún tipo. Porque el parto, una vez se inicia, no necesita de ningún tipo de control "consciente" para funcionar bien. Por tanto, la mujer no tiene que hacer nada para que el parto fluya. Ni encender ni apagar nada; ni, por supuesto, tampoco su neocórtex.

Bibliografía

  1. "El bebé es un mamífero", Michel Odent (Editorial Ob Stare)
  2. Programa REDES de Eduard Punset: Estamos programados, pero para ser únicos http://www.rtve.es/television/20120419/estamos-programados-pero-para-ser-unicos/517281.shtml
  3. Soon CS, Brass M, Heinze HJ, Haynes JD. Unconscious determinants of free decisions in the human brain. Nat Neurosci. 2008;11(5):543-5.
    Explicado en profundidad en el Programa REDES de Eduard Punset: Estamos programados, pero para ser únicos http://www.rtve.es/television/20120419/estamos-programados-pero-para-ser-unicos/517281.shtml
  4. Consuelo Ruiz Vélez-Frías "Parir Sin Miedo". Ed. Obstare.
  5. Rimbach, E.: Preparación y dirección psicológicas del parto. Clínica Obstétrico-Ginecológica. 1976. Tomo 1 Edit. Alhambra 482-523.
  6. Kerstin Uvnäs Moberg. Oxitocina. La hormona de la calma, el amor y la sanación. Ediciones Obelisco
  7. - Ayers S. Thoughts and emotions during traumatic birth: a qualitative study. Birth. 2007; 34 (3): 253-63.
    - Nijenhuis ER, van der Hart O. Dissociation in trauma: a new definition and comparison with previous formulations. J Trauma Dissociation. 2011;12(4):416-45.
    - van der Hart O, Nijenhuis ER, Steele K. Dissociation: An insufficiently recognized major feature of complex posttraumatic stress disorder. J Trauma Stress. 2005 Oct;18(5):413-23.
  8. - Olde E, van der Hart O, Kleber R, van Son M. Posttraumatic stress following childbirth: a review. Clin Psychol Rev. 2006 Jan;26(1):1-16. Epub 2005 Sep 19.
    - Olde E, van der Hart O, Kleber RJ, van Son MJ, Wijnen HA, Pop VJ. Peritraumatic dissociation and emotions as predictors of PTSD symptoms following childbirth. J Trauma Dissociation. 2005; 6 (3): 125-42. http://igitur-archive.library.uu.nl/fss/2006-1214-201023/Olde%20peritraumatic%20dissociation.pdf
    - van Son M, Verkerk G, van der Hart O, Komproe I, Pop V. Prenatal depression, mode of delivery and perinatal dissociation as predictors of postpartum posttraumatic stress: an empirical study. Clin Psychol Psychother 2005;12:297–312. http://www.onnovdhart.nl/articles/VanSonetal2005.pdf
  9. Gabriella Bianco. PsicoterapiaPerinatal. ¿Qué pasó durante mi parto? La disociación durante el parto y sus efectos. http://psicoterapiaperinatal.blogspot.com.es/2011/10/que-paso-durante-mi-parto-la.html

Sobre Cristina Silvente y Laura García Carrascosa
Cristina Silvente es psicóloga, especializada en temas de Trauma, Duelo, Altas Capacidades y Psicología del Deporte. Es Clínico EMDR y tiene formación en TIC, Neurofeedback y Sistemas Internos Familiares, además de llevar más de una dedicada a la Salud Perinatal. También da clases como docente universitaria y es coautora de varios libros.

Por su parte, Laura Carrascosa es doctora en Bioquímica, experta en investigación en el área de la genética aplicada a la nanomedicina y miembro del Centro de Investigación Biomédica en Red (CIBER-bbn). Apasionada de la investigación en el campo de la salud, ha compaginado esta actividad con su otra gran pasión: la maternidad y la defensa del parto natural.

Documentos de Cristina Silvente y Laura García Carrascosa publicados en Crianza Natural

© 2003-2023. Crianza Natural, S.L. Todos los derechos reservados. Este documento no puede ser reproducido por ningún medio, total o parcialmente, sin autorización expresa de Crianza Natural, y, en su caso, de los autores y traductores.