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Publicado el viernes, 30 de agosto de 2013.
Autor: Patricia López Izquierdo
Tiempo medio de lectura: 10 minutos y 16 segundos
La principal causa de abandono precoz de la lactancia es la percepción materna de falta de leche. La llamada "falsa hipogalactia" es un problema social derivado principalmente de la pérdida de la cultura del amamantamiento y de la baja autoestima de las madres, dos factores que causan una gran desconfianza en las propias capacidades. Todo ello, unido además a las ideas erróneas sobre la alimentación infantil (lactancia sujeta a horarios y con limitaciones de todo tipo), el predominio de falsos mitos y el escaso apoyo sanitario y social al hecho de amamantar, desemboca en sustituir la leche materna por sucedáneos, peores para la salud, pero más fácilmente medibles.
Desde los movimientos defensores y promotores de la lactancia natural se ha puesto tradicionalmente mucho énfasis en contrarrestar este efecto epidémico de "falsa escasez de leche" intentando hacer llegar el mensaje de que todas las madres tienen suficiente alimento para sus bebés. Si bien esto es esencialmente cierto, nunca se puede generalizar del todo. Es importante advertir que la lactancia, como función fisiológica que es, en ocasiones puede fallar o no ser tan óptima como se espera. Es decir, que es posible, aunque no frecuente, que algunas madres no produzcan suficiente leche, especialmente en ciertos momentos y en determinadas circunstancias.
La hipogalactia existe, aunque se trata de un síndrome poco conocido y rodeado de oscurantismo y prejuicios, en uno y otro sentido. Para hablar de hipogalactia es necesario definirla antes: habrá escasez de leche siempre que existan pruebas objetivas de ello, es decir, siempre que el aumento de peso del bebé amamantado exclusivamente sea claramente insuficiente, a pesar de amamantarlo con frecuencia y a demanda. Durante los primeros días, antes de tener referencias de peso fiables, ya se puede sospechar de hipogalactia si el bebé no realiza suficientes deposiciones, orina poco y se muestra, o bien muy letárgico e inactivo, o bien demasiado inquieto, ansioso y desconsolado, sin mostrar nunca signos de saciedad. Las sensaciones de las madres con respecto a la lactancia también se deben tener en cuenta: si se nota el pecho más lleno antes de las tomas y más blando después, si ha habido cambios relacionados con la subida de la leche, etc.
Causas de la hipogalactia
La producción de leche depende esencialmente de la correcta estimulación del pecho y su adecuado y frecuente vaciado. Por eso, en una gran parte de los casos de baja producción, existe un problema de bajo estímulo por dificultades de succión en el bebé. En ocasiones, tan solo hay un exceso de horas de sueño, y una succión débil y poco eficaz. Muchos bebés que pasan demasiado tiempo durmiendo y/o que maman con poco vigor y por poco tiempo en cada toma, son la causa (y, a su vez, los afectados) de una hipogalactia secundaria y circunstancial. Este motivo de escasez de leche es relativamente frecuente y, por suerte, fácil de corregir subsanando la causa: aumentando la estimulación del pecho a base de extracciones y/o animando al bebé a hacer más tomas, más largas y más eficaces. Para ello se puede emplear, por ejemplo, la técnica de compresión mamaria.
Otras veces la dificultad de succión es más estructural o funcional que circunstancial. Son bebés que realmente no pueden mamar con suficiente eficacia para extraer toda la leche que necesitan y para estimular la producción de la madre en concordancia con sus requerimientos. Los ejemplos más destacados de este tipo de causas en el bebé de hipogalactia son:
En todos estos supuestos la producción de leche se ve amenazada por la falta de estímulo adecuado. Es importante recalcar que cuando existen estas dificultades al mamar, pasar muchas horas seguidas al pecho no suele garantizar una transferencia suficiente de leche de la madre al bebé. Se trata de los típicos casos en que la madre realiza lactancia a demanda y, aun así, el pequeño no gana peso suficiente o nunca parece satisfecho. La buena noticia es que, sospechando que el problema es por estímulo insuficiente, se puede intentar aumentar ese estímulo para solucionarlo, ya sea resolviendo la causa cuando sea posible, por ejemplo interviniendo un frenillo sublingual corto, ya sea complementando la succión del bebé que no es del todo eficaz con estímulos mecánicos o manuales, a base de extracciones realizadas con la técnica y la frecuencia oportunas. En estos casos, se recomienda la extracción al menos 7 u 8 veces cada 24 horas, con un buen masaje de estimulación previo, utilizando un buen extractor (a ser posible doble eléctrico) y seguido de una extracción manual posterior para completar cada sesión.
La otra parte de la lactancia
La madre también puede y suele estar implicada en la hipogalactia. A menudo acontece algún desajuste hormonal o fisiopatológico en ella que interfiere, en mayor o menor medida, en la correcta producción de leche:
Para que la produccón de leche se vea significativamente afectada, suelen coincidir varios factores que obstaculizan la producción, a menudo por parte del bebé y de la madre al mismo tiempo. Para llegar a un diagnóstico presuntivo de hipogalactia verdadera, es imprescindible realizar una historia clínica completa de madre y bebé recopilando todos los antecedentes médicos de ambos e investigando las circunstancias reales y el manejo actual de la lactancia (número y duración de las tomas, eficacia de la succión, etc.). Por tanto, el estudio ha de ser individualizado, y es imprescindible hacer un seguimiento de la evolución de cada caso, una vez tomadas las medidas terapéuticas o paliativas indicadas.
Tratamiento de la hipogalactia
La primera medida a adoptar ante la mera sospecha de un problema de baja producción de leche siempre será la de mejorar el estímulo y maximizar la succión y la frecuencia de las tomas, complementándolas con extracciones oportunas y eficaces, manuales y/o mecánicas, con los instrumentos y técnicas más adecuados. En general se recomiendan entre 7 y 10 extracciones diarias, de ambos pechos, y que duren entre 5 y 20 minutos según la velocidad con que fluya la leche. Es interesante prolongar la estimulación un minuto más desde que deja de salir la leche. Pero también es importante que las sesiones no sean demasiado largas (más vale dos sesiones de 15 minutos que una sola de 30) y que no resulten traumáticas para el pecho. Ha de buscarse el extractor ideal y adaptado a cada madre, tanto en tamaño del embudo como en intensidad de succión. Es muy importante hacer un masaje de estimulación previo y combinar la extracción manual con la extracción mecánica con una buena bomba doble. Es mucho más eficaz realizar extracciones cortas y frecuentes que largas y espaciadas.
Cada madre debe definir sus objetivos y trazar un plan de acción flexible que sea asumible y que pueda ir modificando con el tiempo según la evolución. Es normal que los primeros días la cantidad extraída sea pequeña, pero ello no debería hacernos desistir. La perseverancia y la constancia acaban casi siempre por dar sus frutos. Además de las extracciones de estimulación, es importante identificar y corregir las causas de la hipogalactia en la medida de lo posible. Para ello es de gran ayuda una analítica materna completa y, a continuación, seguir el tratamiento que esté indicado: hierro para la anemia, hormona tiroidea para el hipotiroidsmo, etc. En cuanto a la parte del bebé también se puede intentar mejorar su capacidad de succión tanto con intervenciones y frenotomías, si están indicadas, como cambiando técnicas y tomando medidas posturales, y de mejora del agarre y la succión.
El último paso a dar, si fuera necesario, sería el uso de galactogogos, sustancias que aumentan la producción de leche. Los de efectos más probados y fiables son los farmacológicos y en concreto la domperidona (motilum) que a dosis altas presenta como efecto secundario el incremento de prolactina (lo que aumenta la producción de leche). En todo caso, la toma de medicamentos ha de hacerse siempre bajo prescripción y con control médico. Existen otros galactogogos, naturales o herbales, que en general han demostrado una escasa o nula eficacia. Aunque si no son perjudiciales podrían considerarse como una opción debido al "efecto placebo positivo" que ejercen sobre la madre, hay que recordar que la hipogalactia no es una "enfermedad" simple que se cure con pastilllas, sino un síndrome multifactorial que afecta a dos personas: madre y bebé. Por tanto, es una situación compleja que hay que abordar con suma diligencia y cuidado, mediante un diagnóstico, tratamiento y seguimiento exahustivos de cada caso.
Es muy importante que la madre disponga de toda la información y que tenga todo el apoyo posible, tanto moral como práctico, para intentar recuperar o mantener su producción. Muchas veces las hipogalactias son leves y transitorias, y se solucionan completamente en cuestión de días o semanas. Pero, en otras ocasiones, la baja producción va a seguir ahí durante toda la lactancia. Estos son los casos que merecen una atención más especializada y un mayor cuidado para que la lactancia materna pueda continuar tanto como la madre quiera, a pesar de los suplementos. Las lactancia mixtas por hipogalactia son verdaderas obras de arte de la capacidad maternal para darle lo mejor a nuestros hijos. Mantener las tomas directas al pecho, aunque el bebé tome a penas unos mililitros cada vez, es algo extraordinariamente valioso que debería ser socialmente reconocido y admirado.
Los bebés, especialmente hasta cierta edad, tienden a perder interés por mamar e incluso a rechazar el pecho cuando no logran satisfacer del todo su hambre con él. Así que el manejo cuidadoso de las tomas, para que mamar no cause al bebé frustración por hambre sino que lo asocie con momentos de placer y satisfación, es fundamental. Esto se puede lograr de distintas formas: desde usar un sistema de suplementación al pecho o relactador a ofrecer el biberón para que se lo tome de forma muy parecida al pecho (método Kassing), o darle incluso parte del suplemento antes de ponerlo a mamar para que no esté muy ansioso. Por desgracia, a menudo ocurre que la lactancia mixta es un "a medio camino" que no suele convencer a ninguna de las dos facciones (prolactancia natural frente prolactancia artificial). Y, en realidad, suele resultar una experiencia muy dura para unas madres, que, por otra parte, tienen muchísimo mérito. No en vano se dice y se repite que "el pecho es mucho más que alimento". Así que amamantar es mucho más que producir gran cantidad de leche.
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Patricia López Izquierdo es veterinaria, IBCLC hasta 2021, asesora de lactancia y madre de 4 hijes.
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