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Sobreproducción de leche

Publicado el lunes, 11 de julio de 2016. Revisado el lunes, 11 de julio de 2016.
Autor: Edurne Estévez Bernal
Tiempo medio de lectura: 5 minutos y 45 segundos

Aquello que puede parecer el paraíso para algunas madres inseguras de su producción de leche, para quienes lo sufren de verdad es un verdadero inconveniente en la lactancia. ¿Qué hacer cuando existe una sobreproducción?

En primer lugar sería interesante concretar qué es la sobreproducción, ya que en ocasiones se dice aquello de que “tengo mucha leche” cuando realmente nos estamos refiriendo a un reflejo de eyección fuerte (que puede ser un mecanismo de compensación ante una dificultad de succión del bebé), o al goteo de un pecho mientras el bebé mama del otro. Estas situaciones no responden a una sobreproducción real; en el primer caso se trata únicamente del reflejo de eyección de la leche, que envía el líquido al fondo de la boca del bebé. En el caso del goteo, se trata de un episodio muy frecuente y que responde a la descarga de oxitocina del propio reflejo de eyección de la leche y que se resuelve de manera espontánea pasado el tiempo. En este vídeo se puede ver muy claramente la acción de esta hormona, contrayendo los alveolos mamarios que liberan la leche materna.

Sin embargo hay mujeres que, aun pasados varios meses, siguen necesitando que su bebé haga tomas frecuentes, ya que el pecho se les torna duro y pesado entre tomas, llegando incluso a producir molestias. Aunque sus bebés no mamen con tanta frecuencia, la producción no se termina de regular y parece que el pecho siempre estuviese demasiado lleno. ¿Qué se puede hacer para mejorar la experiencia de lactancia en estos casos?

Lo ideal sería encontrar una técnica o manejo que pudiese ayudar a las madres a disminuir su producción hasta niveles mucho más confortables para ellas y también para sus bebés. Mencionamos a los bebés, desde luego, porque los pequeños suelen tener que hacer frente a dificultades añadidas ante la lactancia de un pecho con sobreproducción: atragantamientos, regurgitación, irritabilidad o inquietud, cólicos, gases o rechazo del pecho. Su alimentación puede verse realmente comprometida, ya que en muchas ocasiones reciben leche muy alta en lactosa y mucha menor cantidad de leche rica en grasas, por lo que su función intestinal normal se ve afectada.

Existen dos mecanismos que regulan la velocidad de la síntesis de la leche materna. Uno de ellos es una pequeña proteína, el factor inhibidor de la lactancia (FIL), producida por los lactocitos (células productoras de leche) y que se acumula dentro de los alveolos mamarios en mayor cantidad cuanto más tiempo ha pasado desde el vaciado del pecho. El FIL, en definitiva, inhibe la secreción de leche. Cuanto más tiempo esté el pecho sin vaciar, menor será la velocidad de síntesis de leche. Esto funciona de manera independiente en ambos pechos, y es totalmente reversible. Es el mecanismo por el que el pecho “reconoce” la demanda, detectando la necesidad de producir más cantidad de leche si el pecho se vacía frecuentemente, y menor cantidad si el vaciado es más espaciado.

El segundo mecanismo que regula la síntesis de leche implica a los lactocitos y a la membrana basal a la que están unidos. Cuando el pecho está lleno de leche, la forma de estos lactocitos cambia, de manera que se desactivan los receptores de prolactina, provocando también una menor velocidad en la síntesis de leche materna.

El manejo de los casos de sobreproducción que más frecuentemente se suele escuchar pasa por extraer una pequeña cantidad de leche al principio de la toma, de manera que el flujo de leche más fuerte no lo reciba directamente el bebé y, posteriormente, amamantarlo de manera normal. Sin embargo, a largo plazo, esta extracción unida al amamantamiento puede agravar el problema por estar solicitando involuntariamente un aumento en la producción.

Gonneke van Veldhuizen-Staas es una IBCLC holandesa madre de cinco hijos, que describió en 2007 un abordaje diferente para los casos de hiperproducción láctea: el drenaje y la lactancia en bloque.

La técnica comienza a aplicarse con un vaciado lo más completo posible de ambos pechos, a ser posible mediante el uso de un extractor eléctrico doble. Como sabemos, no es posible vaciar el pecho “por completo” ya que la producción de leche es un proceso continuo.

Una vez se ha extraído toda la leche posible, se ofrecen ambos pechos al bebé, que en muchos casos se queda dormido enseguida, satisfecho por el mayor contenido graso de la leche que va a obtener.

A partir de ese momento, las horas del día se dividen en bloques de igual duración, comenzando por ejemplo por bloques de tres horas. Cuando el bebé quiere mamar se le ofrece un pecho, siempre el mismo durante todo ese bloque horario, independientemente del número de tomas que realice y de la duración de las mismas. Pasado el tiempo correspondiente a ese primer bloque, se pasa al siguiente, cambiando de pecho. En cada bloque, por tanto, únicamente se amamanta de un pecho.

Con el objetivo de procurar los mejores resultados, tanto para la madre como para el bebé, es muy importante cuidar la posición desde el primer momento. Esto dará como resultado que la transferencia de leche y el vaciado del pecho sean óptimos, y que ambos miembros de la diada se encuentren más cómodos.

La duración de los bloques de amamantamiento se irá alargando progresivamente, dependiendo de la evolución del caso concreto, a 4, 6, 8 horas por bloque, llegando incluso a 12 horas. Es muy posible que, para casos con síntomas leves, un solo drenaje del pecho sea suficiente, mientras que en casos más complejos sea necesario repetirlo en alguna ocasión más. Al igual que en el caso de los bloques horarios, el tiempo entre drenajes también se irá espaciando, dependiendo de la mejoría de los síntomas.

Es muy importante comentar con las madres la importancia de no vaciar el pecho demasiado a menudo, ya que daría lugar nuevamente a un aumento en la producción. Sin embargo, sí que es aconsejable ese drenaje si la madre advierte una congestión mamaria importante, con el fin de evitar complicaciones.

Esta es una técnica sencilla, pero que sería conveniente supervisar por parte de una consultora o una asesora. También, antes de comenzar a ponerla en práctica, es necesario informar a la madre acerca del manejo de las posibles congestiones, obstrucciones o mastitis que pudiesen tener lugar.

El tiempo que ha de pasar para que cada mujer note mejoría en los síntomas de sobreproducción es variable. En cada caso puede diferir desde únicamente un drenaje hasta varios para conseguir un nivel de producción confortable.

Bibliografía:

  • Overabundant milk supply: an alternative way to intervene by full drainage and block feeding (Caroline GA van Veldhuizen-Staas) http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC2075483/
  • Block feeding dos and don´ts (Nancy Morhbaker) http://www.nancymohrbacher.com/blog/2013/10/9/block-feeding-dos-donts.html
  • Too Much Milk (Australian Breastfeeding Association) https://www.breastfeeding.asn.au/bf-info/common-concerns%E2%80%93mum/too-much-milk

Sobre Edurne Estévez Bernal
Edurne Estévez Bernal es madre de tres hijos, maestra y asesora de lactancia, y forma parte del equipo de redacción de Crianza Natural.

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