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Cómo extraerse leche de manera eficaz

Publicado el miércoles, 15 de febrero de 2017. Revisado el miércoles, 15 de febrero de 2017.
Autor: Patricia López Izquierdo
Tiempo medio de lectura: 4 minutos y 59 segundos

Es posible amamantar felizmente durante años sin sacarse leche ni una sola vez. Estrictamente esto sería lactancia natural. Se podría decir que lo de ordeñarse es un invento moderno, aunque hay vestigios de sacaleches rudimentarios desde los inicios de la civilización, y que, casi con total seguridad, las mujeres hemos intentamos aliviarnos los pechos llenos con nuestras hábiles manos, desde siempre. Sin embargo, en la actualidad y en nuestra cultura, en que la lactancia a menudo nos pilla desprevenidas, con poca información y con expectativas poco realistas, la mayoría de las madres nos enfrentamos con desaliento al momento de sacarnos leche por necesidad. Nos encontramos con una serie de extraños artilugios (los sacaleches o extractores) que pueden causar no poca angustia cuando no cumplen con su cometido correctamente.

Por desgracia, cuando el aparato no funciona bien, la primera reacción suele ser pensar que lo que no funciona es ¡el pecho! y, como conclusión, que "no tengo leche". Deberíamos grabarnos a fuego en la cabeza que un extractor de leche no es ningún instrumento de medida. No podemos saber cuánta leche tenemos por la cantidad que logremos extraer, ya que siempre quedará más leche en el pecho por mucha o poca que hayamos extraído. Sacarse leche a mano tampoco es algo innato; requiere cierta técnica y mucha perseverancia. Al principio lo normal es conseguir apenas unas gotas o, incluso, nada de nada. Pero la leche está ahí, no cabe duda. Entonces ¿cómo la conseguimos?

Para empezar se requiere una preparación previa. Es importante relajarse y realizar un pequeño ritual de "concienciación previa". A algunas mujeres les ayuda ver una foto del bebé, o al propio bebé, oler su ropa, cerrar los ojos y pensar en él mamando. En cambio, otras necesitan ocupar la mente en algo ajeno al tema y desconectar para que la leche empiece a fluir. Una madre contaba que ella se ponía a resolver complicados problemas matemáticos cuando se sacaba leche. Hay mujeres que han de mirar fijamente al pecho para que salga algo. Todo es ir probando.

El siguiente paso es el masaje de estimulación. Hemos de masajear el pecho en círculos y hacia el pezón, manosearlo intuitivamente e incluso sacudirlo hacia abajo, a favor de la gravedad. A continuación, comenzaremos con la extracción propiamente dicha, en la que es preferible que las primeras succiones sean rápidas y superficiales para estimular el reflejo de eyección. Sin él la leche extraída será testimonial, ya que necesitamos producir el pico de oxitocina que contrae la glándula y empuja la leche hacia el exterior. Un truco casi infalible para esto, aunque no siempre viable y a menudo complicado, es ponerse al bebé a mamar A LA VEZ que nos sacamos leche.

Continuaremos extrayendo durante unos minutos mientras salga leche, tal vez 10, tal vez 15 o con suerte 20... Rara vez podremos estar más de ese tiempo con un flujo de leche apreciable. Es muy importante tener en cuenta que, si solo salen gotitas de vez en cuando, continuar torturando el pecho con el extractor durante más y más tiempo no solo es inútil, sino que es contraproducente. Es preferible dejarlo estar, tomarse un respiro e intentarlo más tarde.

Si nos estamos sacando leche con la finalidad de aumentar nuestra producción, es normal que las primeras veces las extracciones sean cortas; pueden durar solo 5 o 10 minutos y dar como resultado unos pocos mililitros. No hay que desesperar. La clave reside en hacer extracciones con la mayor frecuencia posible: unas 8 o 10 veces diarias sería lo ideal, ya que con menos de 5 ó 6 veces al día se obtendrían pocos resultados. El aumento de cantidad se suele notar a partir del tercer día de trabajo de extracción intensiva.

El momento de extraer la leche también depende de nosotras y de nuestras circunstancias. Muchas mujeres notan más leche por la mañana temprano o, a menudo, tras unas cuantas horas sin amamantar. Una extracción nocturna suele ser bastante efectiva.

Aunque nos acabemos de sacar leche no hay ningún inconveniente en poner el bebé a mamar. Este sacará igualmente la que necesite con un nuevo reflejo de eyección. Una vez que la extracción con sacaleches finalice, es conveniente hacer una breve sesión de extracción manual, que sirve para apurar bien el pecho. Seguro que sale un poquito (o mucho) más, y esta es la mejor manera de estimular una mayor producción.

Hay varias técnicas de extracción manual de la leche, siendo la de Marmet la más conocida, si bien puede resultar un poco compleja. El secreto está, en todo caso, en que alguien te muestre cómo hacerlo y en practicar una y otra vez.

Sacaleches también hay muchos. Los más eficaces son los dobles eléctricos tipo bombas hospitalarias, y los menos eficaces son los manuales. De hecho, los de algunas marcas son tan malos que deberían estar prohibidos, por no mencionar los de émbolo o los de perilla de caucho, auténticos instrumentos de tortura que espero que ya no existan. Al usar un extractor es muy importante tener en cuenta la talla del embudo. Pretender que todas las mujeres usemos el mismo modelo y talla de sacaleches es como pretender que todas usemos la misma talla y modelo de sujetador. El embudo debe quedar bien ajustado de forma que el pezón pueda extenderse por el tubo libremente sin rozar los bordes y sin que entre toda la areola, ya que podría resultar doloroso e impedir la salida de leche. Si el sacaleches provoca dolor o causa obstrucciones, algo va mal y es preferible no usarlo.

Recordad: sacarse la leche es un arte. Hay pechos más fáciles de ordeñar que otros, pero con paciencia y constancia cada una de nosotras probablemente encontrará la forma de hacerlo satisfactoriamente.


Sobre Patricia López Izquierdo
Patricia López Izquierdo es veterinaria, IBCLC hasta 2021, asesora de lactancia y madre de 4 hijes.

Documentos de Patricia López Izquierdo publicados en Crianza Natural

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