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Publicado el jueves, 06 de marzo de 2003. Revisado el miércoles, 23 de septiembre de 2009.
Autor: Rosa Sorribas
Tiempo medio de lectura: 3 minutos y 27 segundos
En muchas culturas, lo habitual es que el bebé esté siempre pegado a su madre. Desde el rebozo en México hasta el amauti utilizado por la tribu inuit en Alaska, las madres de todo el mundo llevan a sus bebés a cuestas a todas partes. Las ventajas son muchas y variadas.
Al nacer, el bebé todavía no tiene sus capacidades cerebrales desarrolladas. Según los antropólogos, debido a la limitación de espacio del canal pélvico, su desarrollo debe proseguir en el espacio exterior. Al igual que los canguros, que nacen muy diminutos, trepan hasta la bolsa marsupial y continúan su crecimiento fuera de su madre, muchos científicos consideran que los humanos tenemos un comportamiento similar y que el embarazo dura en realidad 18 meses: 9 dentro y 9 fuera. Así, lo más natural es que la madre continué con su bebe cerca del corazón siempre que pueda. Si, además, esto es lo mejor para el bebé y facilita la vida a la madre, no se puede pedir más.
Sabemos que nuestra sociedad relaciona con frecuencia el llevar al hijo en brazos con malcriarlo. Intentaremos darte la información necesaria para dar la vuelta a este tópico y que tu hijo, en lugar de llorar para que lo tomes en brazos, te pida que lo dejes en el suelo. Es muy importante también que los niños pasen largos periodos de tiempo en el suelo, pero siempre que tengas que desplazarte o simplemente cuando notes que el bebé esté cansado de estar en el suelo, ponlo en la bandolera y continúa haciendo tus tareas. A medida que la niña crezca deseará estar más tiempo fuera de tus brazos, lo cual es una suerte, ¡porque también pesará más!
¿Mochila o bandolera?
Es muy posible que tengas que probar varios sistemas de bandoleras o mochilas adaptados a los diferentes tamaños que tendrá tu bebe. Nosotros nos decantamos por las bandoleras más que por las mochilas, pues son más versátiles y no cargan tanto la espalda. Debes buscar la comodidad, procurando que el peso se distribuya bien por toda la espalda y el hombro, y que resulte fácil de poner y ajustar a tu cuerpo. También el bebé, al crecer, cambiará de posición en la bandolera, pasando de acostado durante los primeros meses a sentado como un indio sobre tu cadera. Normalmente tendrás siempre las dos manos libres para, por ejemplo, empujar el cochecito de tu hijo mayor o el carro de la compra, pero siempre que te agaches, agarra al bebé con una mano y evita movimientos bruscos. Yo habitualmente siempre llevo mi mano por delante de Marina justo donde se acaba la bandolera o juego con sus manitas. A veces, gracias a que tengo la mano en su espalda cuando la llevo en mi cadera, puede tirarse para atrás sin peligro, juego que le encanta. La bandolera la lleva siempre lo más alto posible, con los brazos dentro o fuera de ella.
Algunas precauciones
Ten mucho cuidado si estás cocinando o tomas algo caliente que pudiera caer sobre el bebé. Alguna vez he comido con mi hija en la bandolera, pero cubriéndola con un trozo de gasa o servilleta para evitar que cayera comida sobre ella. Cuando se duerme en la bandolera, la dejo suavemente en la cama y la tapo con la misma tela. Ten en cuenta que una bandolera nunca puede ser un sustituto de una sillita para coche.
Ni se nota
Cuando Marina tenía unos dos meses acudía una vez por semana a clases de posparto. Antes de la clase iba siempre al mismo bar a desayunar llevando a mi hija en la bandolera. No se notaba nada. Cuando alguien encendía un cigarrillo, cambiaba de lugar porque sabía que ignoraban la presencia de mi bebito y quería ser discreta. Un día, Marina se despertó y pegó cuatro gritos de auténtico bebé. El bar enmudeció. Todos pensaban que llevaba una bolsa, no un bebé. La puse al pecho, sin que me vieran, y enseguida se calmó.
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Rosa Sorribas es consultora de lactancia certificada internacional (IBCLC), doula y fundadora de Crianza Natural. Ha impartido cursos y conferencias sobre temas de lactancia, crianza y porteo.
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