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Edurne Estévez Bernal
Publicado el jueves, 21 de julio de 2016 en Educación y crianza
Cada 30 de julio se celebra un día muy especial: el día internacional de la amistad. Esto de la amistad es un tema que nos planteamos de otra manera cuando son nuestros hijos e hijas los que forman parte de la ecuación. ¿Cómo serán sus amistades? ¿Podremos hacer algo para evitar las llamadas "malas compañías"? ¿Serán alguna vez nuestros hijos e hijas esas "malas compañías" para alguien?
Ya desde la primera infancia, a veces nos enfrentamos a situaciones como niños que no son invitados a las fiestas de sus compañeros, a los que no se elige para los juegos en el patio o a niños que muerden. Incluso podemos vernos en la "necesidad" de cubrir con actividades todo su tiempo libre, por si se aburren, con amigos o sin ellos. Puede que nos sintamos responsables, inquietos y deseosos de evitarles, en lo posible, los malos momentos y desengaños.
Según la RAE, amistad significa "afecto personal, puro y desinteresado, compartido con otra persona, que nace y se fortalece con el trato", algo que no deja de ser una definición muy completa, pero no siempre cierta. Porque ¿qué hay de esas amistades con las que apenas tenemos trato a lo largo del año? ¿Qué sucede cuando algunos de nuestros mejores amigos se encuentran lejos? La afinidad con otras personas no entiende de kilómetros y, si bien es cierto que las nuevas tecnologías nos facilitan la comunicación y las relaciones a distancia, no siempre podemos vernos con la frecuencia que nos gustaría.
Quizás, en muchas ocasiones, este pueda ser el caso de los "amigos de verano", aquellos que conocemos en el período estival durante nuestras vacaciones de la infancia, cuando veraneamos en un pueblo, en un camping o en una pequeña ciudad costera o del interior. Amigos y amigas que veíamos o que vemos una vez al año, únicamente durante algunas semanas, pero con los que, de año en año, parece que no hemos dejado de compartir vivencias. Porque, al juntarnos de nuevo, volvemos a unir instantáneamente esos lazos que nos envolvían en el pasado. Amigos para toda la vida, a pesar de esa distancia.
Puede que nuestros hijos e hijas se reencuentren este verano con sus amistades de años pasados, o puede que hagan nuevos amigos y amigas. Tal vez sufran algún desengaño, haya enfados, reconciliaciones, dudas y certezas, pero en verano todo es especial, sobre todo en la infancia. Ofrezcámosles, desde nuestra figura de adultos, un entorno seguro y propicio para relacionarse, de manera libre y espontánea; lo demás probablemente venga solo.
En Crianza Natural nos encantan los vídeos de recomendaciones veraniegas como este (salvo por el tema de la aplicación tan frecuentísima de protector solar, ya que sería interesante tener en cuenta el papel de la vitamina D, algo sobre lo que puedes saber más aquí y aquí), y también los que advierten ante temas tan graves como los bebés y niños en los coches bajo el calor. Pero con todo esto, no podemos obviar también un consejo muy importante: en verano y siempre ¡cuidemos la amistad!
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