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Edurne Estévez Bernal
Publicado el jueves, 15 de octubre de 2015 en Parto
El 15 de octubre es un día especial, muy especial. Porque ese día se conmemora una de las mayores y más silenciadas pérdidas que puede sufrir una pareja: la pérdida del bebé que estaban esperando o del que llegó pero no se quedó. Las familias que sufren esta pérdida frecuentemente lo hacen en silencio, enfrentadas al tabú que ya de por sí conlleva la muerte en nuestra sociedad, y mucho más aún cuando quien ha fallecido es un bebé.
Porque... ¿cómo vivir un duelo que ni siquiera parece estar "autorizado"? Y más aún, si hablamos de una pérdida temprana, un embarazo que apenas se notaba o que todavía no se había comunicado. Pero el dolor, ese sí se nota.
¿Qué nombre tienen esos padres que han perdido a su pequeño? Nuestro idioma nombra a los huérfanos, a las viudas, a los viudos...pero, ¿y a estas familias? Esto puede hacernos pensar en qué lugar quedan todas estas personas que muchas veces, para cuando reciben la noticia de su pérdida, ya habían construido una montaña de ilusiones alrededor de la llegada de su pequeño. Su nombre, cómo sería su cara, sus manos o su risa al despertar por las mañanas. Cómo serían esas noches sin dormir o reír a su lado. Todas esas ilusiones se han truncado.
Muchas veces nuestro entorno no ayuda a sobrellevar el duelo que pueden necesitar esa madre y ese padre, e incluso esos hermanos que se quedan y en los que muchas veces ni pensamos. Muchas de estas parejas recibirán frases de "apoyo" referidas a lo jóvenes que son, a que ya vendrán más bebés, a que "mejor ahora que más adelante" o que "la naturaleza es sabia", entre otras perlas. Pero esa madre no quiere otro bebé, esa madre quería a SU BEBÉ, a ese, al que se ha ido. Sea joven o menos joven, no está viendo las oportunidades pasar. Al igual que, tras el parto, su cuerpo posiblemente le esté pidiendo calma, tranquilidad y reposo, no "ir a por otro".
No se trata de llevar el duelo de una manera u otra, ya que cada mujer, cada persona, lo sentirá y vivirá de una forma. Se trata de permitir un espacio para poder vivirlo de la manera en que la pareja lo considere más oportuno. Contener, validar. No se trata de hacerles pasar página, sino de apoyarles para que puedan dar salida a sus sentimientos.
Hace ya un tiempo que Crianza Natural cuenta en su web con un artículo sobre el duelo perinatal y gestacional donde se profundiza más sobre este tema. Igualmente, hoy existen diferentes recursos, tanto para familias como para profesionales, que acompañan este tránsito. Además de las asociaciones, grupos y comunidades que se mencionan en el artículo enlazado, existen libros como La Cuna Vacía o Las Voces Olvidadas, o escritos como el de la Dra. Miriam Al Adib Mendiri, que merecen una mención especial. Los grupos virtuales y presenciales de apoyo al duelo son también un pilar fundamental para muchas mujeres y familias que han pasado por estos durísimos momentos. Hacer fotografías del bebé para poder tener imágenes suyas en el futuro, o realizar un ritual de despedida, pueden ser herramientas especialmente útiles de cara a afrontar el duelo. El ser humano muchas veces da significado y consistencia a un hecho gracias a diferentes ritos o rituales, a algo "tangible" que ayuda a colocar cada elemento, cada pieza de nuestro puzzle interior, en su lugar.
Sin embargo, hay un aspecto de las pérdidas gestacionales y perinatales que, si cabe, se tiene más olvidado aún: ¿qué pasa con la lactancia cuando el bebé que esperamos no llega o no se quedará con nosotras? Susana Cenalmor y Mari Angels Claramunt explicaron esta situación en un trabajo de campo presentado en una comunicación del Congreso de Fedalma de 2011: "Pecho lleno, brazos vacíos: manejo de la lactogénesis II en la pérdida perinatal".
Lo cierto es que contamos con más recursos que hace unos años, y aquí solamente se muestra una muy breve recopilación. Pero falta mucho camino aún por recorrer y muchos derechos por conquistar, como la inscripción en el registro civil de estos pequeños que no se quedaron entre nosotros. Para terminar este pequeño homenaje, nos gustaría quedarnos con la preciosa voz de Beatriz Montiel, de Cantando a Mamá, que desde su álbum "Theta" nos ofrece una cálida y esperanzadora visión: "En Nuestro Lugar".
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