Si aún no lo has hecho, suscríbete a nuestra web
Rosa Sorribas
Publicado el jueves, 15 de octubre de 2015 en Salud y nutrición
El día 18 de octubre se celebra el día mundial de la menopausia. Es extraño que haya un día para algo que, de forma habitual, ocurre durante un largo periodo de tiempo. Las mujeres pasamos de ser fértiles a una etapa premenopáusica, menopáusica y posmenopáusica. En realidad, tal como indica Louann Brizendine en su inspirador libro El cerebro femenino: "La menopausia propiamente dicha solo dura técnicamente veinticuatro horas, el día en que se cumplen doce meses después del último periodo". La etapa de los doce meses anteriores, entre la última menstruación y la menopausia, se conoce como perimenopausia, mientras que después de esa fecha se entra en la posmenopausia.
La pubertad se define como el periodo donde se desarrolla la sexualidad, donde la niña empieza a experimentar la montaña rusa de altibajos emocionales y variaciones hormonales. En el otro extremo de la vida fértil, que comprendería desde los primeros retrasos o desajustes del periodo hasta la perimenopausia, es cuando la mujer va bajando de esa montaña rusa.
Tal como ocurre al bajar de una montaña rusa, la vuelta a tierra firme requiere un tiempo de adaptación. El cerebro de una mujer perimenopáusica empieza a mostrarse menos sensible ante los estrógenos y su cuerpo realiza toda una serie de ajustes para adaptarse a ello. Las hormonas (testosterona, progesterona, tiroides, etc) y los neurotransmisores que regulan el estado de ánimo y bienestar deben equilibrarse frente a los cambios que se van produciento. Los síntomas no siempre son agradables, por lo que, a menudo, se relacionan con patologías: sofocos, dolor articular, ansiedad, depresión y niveles cambiantes de líbido. Es sorprendente que, durante la perimenopausia, la mujer experimente cambios similares a los de la pubertad, con variaciones constantes de ánimo que pueden convertirla en más impulsiva e irritable. Además, en muchas ocasiones, coincide con la pubertad de alguna de las hijas, lo que hace que ocurran choques de trenes con más frecuencia de la deseable. Durante la perimenopausia se suceden una serie de cambios y adaptaciones paulatinas debidas a la falta de estrógenos, que no siempre son agradables. A menudo el primer síntoma es la falta de sueño, que, si ocurre durante varios días seguidos, hace que todo resulte mucho más complicado. Si a ello se une algún problema de tiroides o una deficiencia de vitamina D o del grupo B, ya tenemos muchos números para que esta época sea una de la más desagradables en la vida de una mujer. La buena noticia es que todo es prevenible y tratable. Es importante que la mujer se escuche a sí misma y que comunique sus percepciones a un médico sensible (endocrino, ginecólogo o médico general), que pueda acompañarla y ayudarla en este proceso de crecimiento personal.
La situación de una mujer que ha sufrido una menopausia quirúrgica es radilcalmente distinta. En lugar de seguir un proceso paulatino y natural de su feminidad, se encuentra con una parada en seco de su montaña rusa particular. Además, a esta situación forzada se une el motivo que ha causado esa intervención. Es muy importante que la mujer tenga tiempo para que sus sentimientos la guíen con calma y para que pueda tomar decisiones conscientes. Como dice la Dra. Christiane Northrup, podemos aprovechar esta situación para parar y escucharnos, para revisar nuestra alimentación y nuestra vida, para decidir lo que queremos hacer o no, para cuidarnos y empezar a amarnos más, y para mirar más hacia nuestro interior y no tanto hacia fuera. Es una época interesante para poder identificar qué queremos en realidad, qué necesitamos en la vida para ser felices y qué podemos hacer para conseguirlo.
En cuanto a la terapia hormonal sustitutiva, existen muchas opiniones a favor y en contra, así como muchas variaciones más o menos adaptadas a la biología humana (con las hormonas bioidénticas basadas en plantas que tienen la misma composición química que las humanas) y distintos tratamientos. Incluso hay preparados personalizados para cada mujer. Dado que cada caso es distinto, la colaboración con el equipo médico es fundamental. Aunque no siempre es necesaria, por supuesto, en algunos casos puede facilitar una transición más suave. El apoyo de otras mujeres que estén o hayan superado esta situación, como en la pubertad, es muy gratificante.
Lo mejor de este proceso, al igual que en la pubertad, es saber que todo pasa, que lo que ocurre forma parte de nosotras, de quienes somos y quienes seremos. Bajar de la montaña rusa y adaptarse de nuevo a la tierra firme es muy tranquilizador, aunque algunos pasos no sean muy agradables. Todo depende de cómo los vivamos. Reconocer que los pasos de este proceso son positivos y que nos llevan a una época de nuestra vida diferente es muy estimulante. En ocasiones, debido a una maternidad tardía, este cambio puede coincidir con la lactancia o la crianza de los hijos. La mayoría de documentación disponible sobre la menopausia la identifica con la vida madura, pero sea por una menopausia quirúrgica o por una maternidad tardía, cada vez hay más mujeres con hijos pequeños que pasan por esta época de la vida, por lo que el apoyo de otras madres en la misma situación es muy satisfactorio. A veces ocurre que cuando el bebé ya nos deja dormir por la noche, ¡son nuestros cambios hormonales los que no nos lo permiten! Tal como ocurre con los bebés, son situaciones temporales que nos aportarán, a la larga, mayor estabilidad emocional y una menor dependencia de los ciclos menstruales que tanto pueden llegar a afectar a una mujer fértil. "A pesar de las tormentas de la menopausia y de sus ajustes hormonales, cuando envejecen, la mayoría de las mujeres permanecen notablemente vigorosas, lúcidas y capaces", como dice Louann Brizendine.
No podemos evitar hablar de la mala prensa que tiene la menopausia, cuando en realidad es una situación que todas las mujeres pasarán en algún momento de su vida. Creemos que es mejor aprovechar esta oportunidad que nos da la vida para mejorarla. La Dra. Enriqueta Barranco nos ofrece en este vídeo una sabia reflexión sobre el tema.
Está claro que la menopausia marca el comienzo de una nueva etapa. Quizás haya mujeres que lo vivan como algo traumático, pero indudablemente también habrá quienes lo acojan como una liberación: mayores, pero también más sabias, más experimentadas y con las cosas mucho más claras. El fin del período fértil no ha de ser sinónimo del fin de una identidad, ni de la identidad femenina. El transitar de un estado a otro puede ser la manera de transformar nuestra energía creadora en una nueva forma de energía personal, consciente y madura. Es evidente que la menopausia forma parte de nuestro ciclo vital, al igual que otras etapas de la vida femenina como la menarquia, las menstruaciones, los embarazos, los partos o las lactancias. Es por eso que nos resistimos a ver el climaterio como un declive o una enfermedad. Cada una tendrá su vivencia personal, más o menos positiva o negativa. Sin embargo, no deja de ser parte de nuestra naturaleza, y tratar de reducirla a un conjunto de síntomas es como tratar de meter el mar en un vaso. ¡Mujeres! Reivindiquemos también nuestro derecho a vivir la menopausia con orgullo y conciencia, informadas, eligiendo y decidiendo, sobre todo, a nuestra manera y en libertad.
Por cierto, los hombres también viven su propia menopausia.
Compártelo: