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Inducciones de lactancia: De necesidad vital a enfoque emocional

Edurne Estévez Bernal

Publicado el viernes, 19 de mayo de 2017 en Lactancia materna


Las crisis y los desastres humanitarios conmueven mucho en un principio, pero tienden a durar poco en la mente de los conmovidos. Los medios de comunicación nos bombardean, al inicio, con imágenes lo más cruentas e incluso morbosas posible, pero, poco a poco, se van olvidando del tema en pos de otras novedades y dramas recientes. Pero el conflicto cae en el olvido aun antes, si es que en algún momento fue conocido, cuando aflige a un país o zona sin interés turístico, económico o de otro tipo, como es el caso de la crisis humanitaria de Nigeria y de la zona del lago Chad. Una emergencia de la que se hace eco Intermon Oxfam en un llamamiento de ayuda que puede verse aquí: Llamamiento de Intermon Oxfam.

En él se presenta el caso de Maimouna, una abuela que huyendo del conflicto armado se ve obligada a hacerse cargo de Kubi, su nieta de un año, cuya madre ha fallecido. La abuela consuela a su nieta con su pecho, la misma forma en la que seguro consolaba a su propia hija, la manera ancestral con la que las madres hemos consolado a nuestros pequeños y pequeñas a través de los tiempos. Sí, es posible que produzca leche para amamantar y paliar en algo el hambre de la pequeña Kubi, que presenta desnutrición severa.

Entre tanto, aquí en los países desarrollados, en los que de momento no sufrimos este tipo de crisis humanitarias, las inducciones de lactancia no son una emergencia vital. En el caso de las mujeres que se decantan por inducirse el proceso de lactancia, las razones son bien diferentes. No se trata de una cuestión tanto nutricional, de vida o muerte, como de ofrecer al bebé el mejor alimento posible, pero primando el vínculo y otros aspectos por encima de todo. Por ello hay parejas de mujeres, madres adoptivas y algunas otras situaciones en las que puede haber un interés en amamantar, pese a que el bebé que recibirá la leche materna pueda no haber sido gestado por la madre que le dará el pecho.

Es de recibo también aclarar que un proceso de inducción de lactancia no es algo sencillo. Requiere, por encima de todo, una alta dosis de motivación. Motivación para llevar a cabo el proceso en sí, pero también para sobrellevar lo que puede suponer, ya que entre otras cosas es posible que no todas las personas de alrededor lo comprendan o valoren. También es necesario contar con información y, muy importante, con apoyo. La leche de la madre que se produce en una lactancia inducida es nutricionalmente igual a la de una madre cuyo proceso de lactancia es espontáneo, diferenciándose únicamente en que no producirá calostro (ya que el proceso de lactogénesis I que tiene lugar en el embarazo, no sucederá en su caso).

Podemos decir que nosotras somos afortunadas. Con nuestras pequeñas o grandes carencias, si en alguna ocasión decidimos optar por una lactancia inducida, a buen seguro no será por causa de una emergencia como la que sufre Kubi y su familia. Si quieres contribuir con tu granito de arena en la causa de la crisis humanitaria de Nigeria y el lago Chad, puedes hacerlo a través de este enlace: https://www.oxfamintermon.org/es/que-puedes-hacer-tu/donacion/lago-chad.


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