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Publicado el viernes, 13 de septiembre de 2019. Revisado el miércoles, 27 de mayo de 2020.
Autor: Alfie Kohn
Tiempo medio de lectura: 9 minutos y 12 segundos
Nos encanta menospreciar a esos padres que se involucran demasiado en la vida de sus hijos en edad universitaria. Existe un flujo constante de artículos y publicaciones de blogs que se pronuncian indignados sobre padres que telefonean al decano por cualquier problema trivial o sobre madres que saben más de lo que creemos que deberían saber sobre la vida amorosa de los jóvenes. Pero ahora que comienza el nuevo curso, puede ser un buen momento para preguntarnos si estas circunstancias son comunes y, si los "padres helicóptero" (PH), si los hay, resultan tan perjudiciales como nos hacen creer.
Incluso las monografías sobre el tema publicadas en revistas académicas tienden a comenzar con amplias generalizaciones extraídas de los medios de comunicación, información que, a su vez, se basa sobre todo en anécdotas. Cuando investigas datos reales, los resultados contrastan bastante con la sabiduría popular. Sí, la mayoría de los padres tienen contacto regular con sus hijos en edad universitaria. Pero comunicarse no es lo mismo que intervenir en nombre de un chaval, y este último caso parece ser bastante raro. La National Survey of Student Engagement (NSSE), realizada a más de 9.000 estudiantes de 24 universidades, halló que solo el 13 por ciento de los estudiantes de primero de carrera y el 8 por ciento de los veteranos manifestaron que uno de sus padres intervenía frecuentemente para ayudarlos a resolver problemas.
Como declaró un administrador universitario al Chronicle of Higher Education: "La idea que la gente tiene de que los padres modernos están continuamente fastidiando y atormentando a los administradores universitarios no coincide con la realidad". En cualquier caso, ni siquiera los estudiantes parecen estar atormentados por sus padres. Una abrumadora mayoría de los más de 10.000 estudiantes de la Universidad de California que fueron contactados para una encuesta independiente en el 2009 dijeron que sus padres no influyeron en la elección de la carrera o de la especialidad.
Los alarmantes reportajes de los medios también han afirmado que los padres sobrevuelan a los hijos cuando acceden a su primer empleo, pero tampoco hay ninguna base para afirmar tal cosa. Investigadores de la Universidad Estatal de Michigan descubrieron que el 77 por ciento de los 725 jefes encuestados "casi nunca observaron la presencia de un padre mientras tuvieron contratado a un universitario". En cuanto a los chavales adultos al margen de la universidad y del trabajo, el único estudio que pude encontrar fue publicado en 2012 y este halló que solo uno de cada cinco o seis padres parecía estar intensamente involucrado en la vida de sus hijos.
Una estrategia común de los haters de PH es describir como ansiosa o deprimida a la población actual en edad universitaria, para luego ofrecer un par de ejemplos escandalosos de padres helicóptero e invitarnos a inferir un vínculo causal que no ha sido demostrado. De hecho, no es probable que exista, dado que no hay datos fiables que respalden la afirmación de que la crianza PH esté tan extendida como para explicar los problemas de salud mental a nivel poblacional.
Pero cuando se da, ¿qué efectos tiene ese estilo de crianza a nivel individual? De nuevo, atender a los datos empíricos ofrece conclusiones sorprendentes.
Para empezar, algunas investigaciones han argumentado a favor de que los padres estén muy activamente conectados y, sí, incluso involucrados, con sus hijos pequeños y adultos. La mencionada encuesta de NSSE, por ejemplo, no encontró mucha actividad de PH, pero, cuando se daba, los estudiantes en cuestión evidenciaban "niveles más altos de participación académica y realización de actividades de aprendizaje profundo con una mayor frecuencia". Jillian Kinzie, investigadora involucrada en ese proyecto, confesó que al ver esos resultados su primera reacción fue: "Esto no puede ser correcto. Tenemos que retroceder y volver a observar esta variable". Pero sí, los beneficios fueron impresionantes. Como declaró el director de la encuesta, George Kuh, a un periodista: "En comparación con sus compañeros, los hijos de padres helicóptero se mostraban más satisfechos con cada aspecto de su experiencia universitaria, presentaban mejores resultados en áreas como escritura y pensamiento crítico, y tenían más probabilidades de hablar con profesores y compañeros sobre temas sustanciales".
Por su parte, el estudio de 2012 con chavales adultos halló que "la relación frecuente con los padres, incluyendo una amplia gama de apoyos, se asoció con un mayor bienestar en los jóvenes adultos". El apoyo (no limitado a dinero) de los padres puede ser útil, sino crítico, cuando los estudiantes se gradúan con dudosas perspectivas de empleo y puede que con una abrumadora carga de deudas.
Una evaluación imparcial del tema sugiere que las acusaciones de PH no se basan en la evidencia, sino que más bien denotan una actitud despectiva hacia los jóvenes, como atestigua una portada de Time donde aparece un joven sentado en un arenero ("No van a madurar nunca"), o un juicio de valor de que los chavales deberían independizarse lo antes posible. Puede que parezca que ese juicio responde al sentido común, pero la madurez no es lo mismo que la autosuficiencia. La mayoría de los psicólogos del desarrollo han llegado a la conclusión de que la calidad de las relaciones entre padres e hijos continúa siendo importante más allá de la infancia. Una buena crianza no trata tanto de empujar a la prole a ser independiente a cierta edad como de ser receptiva a lo que necesita un niño en particular.
Además, la independencia se relaciona estrechamente con una cosmovisión individualista que está lejos de ser universal. Algunas culturas son más propensas a enfatizar el valor de la interdependencia. Y el sesgo cultural que parece alimentar las acusaciones de PH tiene un impacto muy real en el bienestar de los estudiantes. Una serie de estudios publicados en 2012 por un equipo de investigación multiuniversitario reveló que "las normas culturales de independencia predominantes en la clase media" son especialmente perjudiciales para los jóvenes que son los primeros de sus familias en asistir a la universidad. Esas expectativas crean una desventaja académica oculta para los estudiantes de clase trabajadora y de color, con efectos adversos sobre su rendimiento académico y su bienestar.
Dadas las expectativas de autosuficiencia que impregnan particularmente las universidades de élite, el vínculo, el apoyo y, quizás incluso, las intervenciones de los padres se vuelven mucho más importantes a la hora de ayudar a los estudiantes a tener éxito. Las acusaciones de PH son particularmente desafortunadas, en otras palabras, cuando no se presta atención a las diferencias entre los estudiantes y sus orígenes.
Pero, ¿acaso la investigación no muestra que un PH puede ser psicológicamente perjudicial, al menos para algunos jóvenes? Es cierto que algunos pequeños estudios muestran que las versiones extremas de PH a veces se correlacionan con ansiedad o una disminución de la sensación de bienestar. En cada uno de estos estudios, sin embargo, los cuestionarios fueron aplicados a estudiantes de una sola universidad, y los resultados no fueron especialmente impresionantes. En uno, los investigadores de Tennessee descubrieron que tener un padre helicóptero explicaba menos del 9 por ciento de la variación en el bienestar de los estudiantes. Ese estudio llamó la atención de la prensa; sin embargo, nunca se menciona el decepcionante porcentaje.
Prestando atención, de hecho, a todas estas investigaciones se resaltan dos advertencias que son aun más condenatorias. En primer lugar, los hallazgos no respaldan la conclusión de que un PH fuera la causa de los problemas asociados. Un grupo de investigadores admitió que "cuando los padres perciben que su hijo está deprimido, es más probable que 'le sobrevuelen'". Los que participaron en otro estudio reconocieron que los estudiantes infelices "pueden percibir que sus padres son más intrusivos". En otras palabras, tenemos dos explicaciones alternativas, perfectamente plausibles para la (débil) correlación. Una es que, si los padres están pendientes, es porque los chavales ya tienen problemas. Y la segunda es que los estudiantes con dificultades pueden ser más propensos que sus compañeros a interpretar la conducta de sus padres como una intervención excesiva. (Recuerda que la etiqueta PH se adjudica únicamente sobre la base de las respuestas al cuestionario de los estudiantes.) De cualquier manera, la evidencia no prueba que un PH hace infelices a los hijos, un hecho que de nuevo es ignorado en cada artículo que he visto en prensa haciéndose eco de cualquiera de estos estudios.
La segunda advertencia importante es realmente intrigante; sus implicaciones se extienden a la esencia de lo que se entiende por "sobreprotección" de niños de todas las edades. Cuando lees detenidamente la investigación, resulta que lo que se clasifica como crianza excesiva, intrusiva o helicóptero podría describirse con mayor precisión como un control excesivo de los niños. Los ítems que se les presentan a los universitarios en esas encuestas, o que los propios padres marcan en estudios que investigan la sobreprotección en niños más pequeños, no se refieren tanto a ser indulgentes y poner las cosas "demasiado fáciles" a los niños como al deseo (o necesidad) que los padres tienen por estar a cargo de sus hijos.
Esto ofrece una lente muy diferente a través de la cual observar todas esas advertencias sobre los padres que hacen demasiado por sus hijos y se involucran demasiado en sus vidas. Si el problema realmente trata del control y no de la indulgencia, nos veremos obligados a repensar la narrativa de "niños mimados" ofrecida por la mayoría de los críticos con los PH, una narrativa que encaja con las afirmaciones actuales sobre que la frustración y el fracaso son buenos para los niños, que lo tienen todo demasiado fácil y que necesitan desarrollar más carácter y autodisciplina.
Cualquier dosis de PH, entonces, podría describirse no como permisividad sino como exactamente lo opuesto a eso: una variación de la forma tradicional de criar a los niños que muchos reaccionarios de la indulgencia parecen echar de menos. Tal vez, después de todo, la crianza a la antigua y basada en el control nunca fue descartada; algunos padres simplemente han mutado a una versión un poco diferente, más intrusiva. La alternativa ideal, de acuerdo con una creciente línea de investigación sobre la que he escrito en otras ocasiones, no es criar menos, sino criar mejor. No es retroceder y dejar que los niños se esfuercen para luego echarlos del nido y exigir que lo hagan solos cada vez que nosotros (o los árbitros de la cultura pop) se lo marquemos. Es responder a lo que el niño necesita. Sea el derecho a tomar sus propias decisiones, o sea el seguir muy vinculado a papá y mamá.
Lo que está claro es que PH no es una cuestión ni tan extendida ni tan perjudicial como se presupone normalmente. Las opiniones exaltadas, por el contrario, pueden revelar más sobre las personas que las vierten que sobre la realidad que presumen describir.
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Alfie Kohn es un reputado escritor y conferenciante sobre temas del comportamiento humano, la educación y la crianza de los hijos. Es el autor de 14 libros y de numerosos artículos y ensayos, y ha sido reconocido como una de las personas más críticas del actual sistema escolar. Se puede contactar en www.alfiekohn.org.
Documentos de Alfie Kohn publicados en Crianza Natural