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El parto en casa. ¿Qué puedo pedir?

Publicado el viernes, 11 de diciembre de 2015. Revisado el viernes, 11 de diciembre de 2015.
Autor: Edurne Estévez Bernal
Tiempo medio de lectura: 16 minutos y 11 segundos

Muchas mujeres deciden parir en su domicilio ya que esto les garantizará una mayor intimidad, no tener que salir al hospital en pleno proceso de parto y, en definitiva, la mejor manera para ellas y sus bebés de disfrutar de la etapa de parto y nacimiento.

Sin embargo, aunque podamos pensar que pariendo en casa tenemos ya una serie de garantías no escritas sobre cómo será nuestro parto, esto no ha de ser así necesariamente. En ocasiones, leemos o escuchamos experiencias de partos domiciliarios que realmente no distan demasiado de un parto hospitalario intervenido. No se trata de parir en la propia casa como si estuviésemos en un centro hospitalario, sino de parir en nuestro domicilio con la garantía de recibir una buena atención, acorde con la evidencia y con nuestros deseos. La mala atención durante un parto en casa no es algo frecuente, por fortuna, si bien es necesario tener en cuenta algunos aspectos importantes, tener claro qué es lo que deseamos y expresarlo a la persona que vaya a acompañarnos en el proceso.

En primer lugar, hemos de recordar que para parir en casa es necesario que nos encontremos ante un embarazo sano, de los denominados de bajo riesgo, y un parto normal. ¿Qué es un parto normal? Según la FAME (Federación de Asociaciones de Matronas Españolas), “es el proceso fisiológico único con el que la mujer finaliza su gestación a término, en el que están implicados factores psicológicos y socioculturales. Su inicio es espontáneo, se desarrolla y termina sin complicaciones, culmina con el nacimiento y no implica más intervención que el apoyo integral y respetuoso del mismo”.

Generalmente las matronas de atención domiciliaria establecen unas condiciones mínimas para atender un parto en casa. El domicilio no debería estar excesivamente alejado de un centro hospitalario, en vistas a un traslado rápido si fuese preciso. La madre debe ser una mujer sana, con una gestación normal y estar embarazada de un único bebé en presentación cefálica (colocado con la cabecita hacia abajo).

La elección de parir en casa ha de ser una decisión de la mujer, tomada de manera libre, informada, consciente y responsable. Es imprescindible que ambos progenitores asuman la responsabilidad de esa decisión desde el comienzo del proceso.

¿A qué temas podríamos prestar una atención especial?

Elección de matrona
La matrona que acompañe el parto debería ser una profesional competente, comprometida y capaz de ofrecer la información que creamos necesaria en cada caso particular. Igualmente, debería indicarnos de manera clara y concreta su manera de trabajar: semanas en las que permanecerá de guardia, qué ocurrirá en caso de que tuviese que haber un traslado al hospital anteparto o intraparto (en cuanto a su acompañamiento y a sus tarifas, dependiendo de cada caso), número de visitas antes y después del nacimiento del bebé, si vendrá sola o con algún acompañante (sea un hijo pequeño o una colaboradora), si las visitas se harán en el domicilio o en otro lugar y, en general, todo aquello que podamos considerar de interés. Habitualmente se realizan varias visitas preparto (el número de visitas y su inicio dependerán de la manera de trabajar de cada profesional o equipo) para tratar estas cuestiones y todas aquellas dudas que puedan ir surgiendo durante la etapa final de la gestación. Siempre sería interesante plantear todas estas cuestiones por escrito, como un contrato en el que ambas partes estén de acuerdo con los compromisos pactados. En ocasiones, además, podrán ofrecernos una bibliografía de interés para aumentar nuestros conocimientos sobre el tema del embarazo y parto, o incluso artículos o vídeos que hablen sobre ello. Si deseamos obtener más información, como los llamados cursos de preparación al parto, nos puede sugerir algún centro público o privado donde podamos dirigirnos.

Convendría asegurarse, igualmente, de que la matrona conoce el tema de la lactancia materna o, en caso de que sus conocimientos no estén actualizados, de que es capaz de ofrecer herramientas o derivar al profesional o grupo de apoyo que corresponda en caso necesario. La matrona o matronas en cuestión deberían estar dadas de alta en la Seguridad Social (y elaborar la correspondiente factura por los servicios prestados) y disponer de un seguro de responsabilidad civil. Esto nos garantizará, hasta cierto punto, una respuesta legal en el caso de que exista alguna complicación (algo muy infrecuente, pero que es necesario tener en cuenta). En algunas ocasiones, el seguro médico privado puede tener una modalidad que cubra algunos de los costes, pero, si la matrona o equipo de matronas no pueden emitir una factura, este coste se tendrá que asumir íntegro, además de ser una transacción no cubierta legalmente.

Acompañantes en el parto
Cada mujer debería poder elegir, con total libertad, a las personas que desee que la acompañen el día del parto. Igualmente, debería poder decidir si prefiere contar con la presencia de sus hijos mayores o, por el contrario, desea que alguien se haga cargo de ellos hasta pasado el nacimiento del menor. Las indicaciones al respecto deberían ser solamente sugerencias, ya que es cada mujer, en última instancia, de manera personal quien va a decidir qué le hace sentir mejor, más segura y más cómoda. Es preferible tener cubiertas estas necesidades de antemano para que, llegado el momento, se pueda elegir con total libertad qué opción se desea. Si en un principio la madre prefiere que sus hijos mayores estén con ella pero a la hora del parto decide estar sola, es posible que no pueda cambiar de plan si no se ha contado antes con una persona que pueda hacerse cargo de ellos, y que eso condicione el parto. Del mismo modo, las personas que vayan a permanecer en el domicilio el día del parto deberían saber de qué va la cosa. Siempre resulta útil que la abuela, la pareja o la amiga que también va a estar presente en el parto sepan a qué atenerse, en qué pueden colaborar y qué no resulta conveniente hacer durante el proceso.

Desarrollo del parto
En relación con el inicio y desarrollo del parto hay algunas preguntas que podrían ser interesantes consultar con la profesional elegida para atender y acompañar nuestro parto, como por ejemplo:

  • ¿Qué ocurre si el parto se retrasa y llego a la semana límite de guardia? ¿Qué ocurre si al final tengo que parir en el hospital porque me lo tienen que provocar?
  • ¿Existen otros recursos aparte de la inducción química en el hospital a los que se pueda recurrir en caso de llegar al límite en el tiempo de guardia para el parto en casa?
  • Si el parto comienza y se detiene, ¿cómo actuaría en ese caso? ¿Depende de en qué fase del parto esté?
  • ¿Cuándo tengo que avisar y cuándo vendrá? Mientras no viene, ¿qué tengo que hacer? ¿Es posible que cuando venga lo haga acompañada por alguien sin haberlo previsto con anticipación? ¿Qué material trae consigo antes del día del parto y ese mismo día? ¿Algo que tengamos que preparar?
  • ¿Qué es lo que se suele hacer mientras la madre está en la fase de dilatación? ¿Qué necesitamos para esa fase? ¿Puede ser que en casa dure mucho más que en el hospital?
  • ¿Es posible que se rompa la bolsa amniótica por algún motivo?
  • ¿Y durante el expulsivo? ¿Qué pasa si hay algún problema en el expulsivo?
  • ¿Cada cuánto se monitoriza o escucha al bebé en cada período? ¿Cómo se hace?
  • ¿Dispone de algún recurso para ayudar en el manejo del dolor en las diferentes etapas?
  • ¿Cómo maneja el alumbramiento de la placenta?
  • ¿En qué casos considera necesario un traslado al hospital durante el parto? ¿Vendría al hospital con nosotros? ¿Qué sucede en ese caso con sus honorarios en cuanto a la asistencia al parto?
  • En caso de terminar el parto en el hospital, ¿se realizarían igualmente las visitas de posparto?
  • Si deseamos algo que está en contra de sus creencias o experiencias, ¿cómo reaccionaría? Por ejemplo, ¿qué pasaría si estamos agotados y decidimos ir al hospital, o preferimos que realice una episiotomía para facilitar el expulsivo?

Las respuestas a estas y otras preguntas pueden darnos más claves acerca de si la manera de trabajar de cada profesional se ajusta a lo que deseamos para nuestro parto.

Atención al bebé tras el nacimiento
La matrona que acompaña el parto puede realizar perfectamente las pruebas neonatales básicas. Sin embargo, esto no es impedimento para que la madre y el padre puedan decidir qué es lo que desean en ese momento. Si la preferencia es, por ejemplo, administrar la vitamina K de manera oral, deberíamos recordar que son los padres quienes debidamente informados deciden la manera de atender al recién nacido. Igualmente, el tiempo de contacto piel a piel tras el nacimiento debería respetarse, más aun tratándose de un parto en casa, donde no hay prisa alguna por dejar libre un paritorio o camilla o por un cambio de turno. La matrona está capacitada para gestionar el alumbramiento de la placenta con la madre sobre el bebé y no es necesario que se separen.

Teniendo en cuenta que se busca un nacimiento respetado en el domicilio con la menor intervención posible, no debería haber separación alguna entre mamá y bebé. No hay prisa por vestir al bebé, ni por pesarlo, ni medirlo, ni mucho menos para bañarlo. Si la madre tiembla tras el parto, algo bastante frecuente, simplemente será necesario asegurarse de que el bebé está bien sujeto y no tiene posibilidad de caerse.

¿Qué no debe hacerse en la atención al parto (en casa)?

  • Advertir a la familia de que no se comuniquen con la comadrona hasta determinado momento. La madre y su pareja deberían poder contactar con ella de manera libre durante las semanas de guardia a todas horas, sea la hora que sea. Pueden negociar el tipo de comunicación para cuestiones más o menos urgentes, pero es imprescindible que la pareja se sienta apoyada por la matrona, especialmente cuando surgen temas preocupantes.
  • Asegurar a la madre que su parto va a ser más difícil si está acompañada por más personas, o tomar el lugar de la madre en su decisión sobre los acompañantes durante el proceso. La madre decide con quién y cómo va a parir de manera más segura y confortable. Es ella quien sabe qué es lo que le hace sentir mejor y a quién necesita a su lado el día del parto. La matrona debe saber que hay mujeres que prefieren parir solas, en un entorno vacío a varios metros a su alrededor, y que otras prefieren pasar la dilatación viendo una película con sus amigos y amigas.
  • Retrasar el momento de acudir al domicilio sin información previa, en caso de que el parto aún no parezca inminente. Si parece que el proceso de parto aún no ha comenzado, es necesario ofrecer información completa a la pareja, de manera que puedan tranquilizarse, relajarse y mantenerse confiados en la espera. La matrona tiene que estar disponible, aunque eso implique varias visitas de “falsa alarma”.
  • Inducir o acelerar el proceso a no ser que la madre lo requiera, por ejemplo, como alternativa a una inducción química en el hospital por “embarazo prolongado”. Si la matrona tiene otras obligaciones, debería haberlo comunicado por adelantado a la madre para que conociera el riesgo de no contar con su tiempo al 100%.
  • Realizar tactos frecuentemente para comprobar la dilatación. Una matrona con experiencia reconoce las fases por las que pasa la mujer de parto sin necesidad de realizar exploraciones internas de manera continua. De hecho, muchas matronas de atención domiciliaria apenas hacen un tacto (algunas, ninguno), salvo que sea a petición de la madre. Estas exploraciones deberían reducirse al mínimo imprescindible.
  • Controlar el proceso de manera jerárquica, indicando a la madre qué y cómo debe comportarse en cada momento, a no ser que sea la misma madre quien lo solicite.
  • Indicar a la madre que debe evitar las vocalizaciones, gemidos, gritos o cualquier otro modo de expresión que ella considere oportuno.
  • Dirigir los pujos y la posición en el expulsivo, a no ser que la situación lo requiera específicamente o que la madre lo solicite.
  • Tirar del bebé para extraerlo en el expulsivo. Si por lo que fuera el bebé quedara encajado, la matrona puede indicar alguna maniobra para facilitar su expulsivo.
  • Masajear el periné de manera manual durante el expulsivo. Esta acción no ha demostrado ser beneficiosa de cara a prevenir o evitar desgarros y, por contra, puede llegar a favorecer que la zona, que en ese momento está especialmente irrigada, se edematice. Suele ser además una maniobra referida como dolorosa por las propias mujeres. Se recomienda el manejo expectante, simplemente manteniendo las manos cerca para recibir al bebé, pero sin tocar su cabeza ni el periné materno, o bien la protección activa, presionando suavemente el periné y favoreciendo una salida suave de la cabeza.
  • Extraer la placenta de manera manual traccionando del cordón, a no ser que su desprendimiento tras el nacimiento sea muy evidente y esta maniobra se demuestre necesaria.
  • Apresurar a la madre en la expulsión de la placenta. La mayor parte de los alumbramientos se produce entre 20-30 minutos tras el nacimiento del bebé, pero puede retrasarse hasta una hora. No es algo inmediato y no ha de ser preocupante si el útero se contrae de manera adecuada y el sangrado es normal. Puede animarse a la madre a reconocer sus sensaciones, pujar si siente la necesidad o cambiar de posición si es necesario. La placenta ha de revisarse minuciosamente tras su expulsión, para verificar sus características y que esté completa.
  • Cortar el cordón de manera temprana. El momento ideal para el pinzado de cordón es tras el cierre fisiológico de este, cuando ha dejado de latir. No es necesario hacerlo antes en absoluto. En un parto domiciliario, donde no hay prisa, se puede esperar todo el tiempo que sea necesario o más.
  • Separar al bebé de la madre. No hay ninguna prisa para vestir al bebé, pesarle, bañarlo, administrarle la vitamina K o cualquier otro procedimiento. Ha de favorecerse el contacto piel con piel en todo momento y evitar manipular al bebé. Las exploraciones que hayan de realizarse no han de suponer separación entre madre y bebé siempre y cuando ambos se encuentren en buen estado de salud. Si no fuera así, la separación sería necesaria y momentánea para poder adecuar el traslado de ambos (juntos, unidos piel con piel con algún portabebés sea casero o al uso) al hospital. Cualquier tipo de exploración puede realizarse sobre el torso de la madre a manos de una matrona experimentada.
  • Apresurar al bebé para la primera toma. Una vez que el bebé ha nacido, lo ideal sería esperar a que sea la propia criatura quien muestre las señales pertinentes (salivación, reflejo de búsqueda, etc). No es necesario forzarlo a afianzarse al pecho, ya que la mayoría de bebés lo hace de manera espontánea en la primera hora de vida. Si eso no ocurriera, la matrona debería explicar a la madre cómo sacarse leche de forma manual en una cucharita para dársela al bebé antes de que transcurran las seis primeras horas tras el parto.

En definitiva, el parto en casa requiere sobre todo de una actitud expectante por parte de la comadrona que acompaña el proceso. Ella está ahí para sostener a la madre, alentarla, ofrecerle consejo y soporte si es necesario, y atender el proceso en todas sus fases. Igualmente en el posparto reciente y durante el puerperio la matrona debería estar disponible y accesible, ya que no solo acompaña el nacimiento del bebé, sino también el de la mujer como madre, con lo que ello conlleva en todos los aspectos.

Si estás planeando un parto en casa, puede ser muy interesante elaborar un plan de parto con la comadrona, para plantear las dudas que puedan surgir, expresar las preferencias en cuanto a la atención y conocer la manera en que trabaja de forma detallada y concreta. Con frecuencia, los planes de parto se realizan de cara a un parto hospitalario, pero no necesariamente han de ser algo inútil en un parto en casa.

Aunque es un tema poco comentado, la mala praxis en el parto en casa existe. En primer lugar, una pareja que se decide por el parto domiciliario ya está saliendo de lo que el sistema considera “normal” y adecuado. Han de hacer frente a sus dudas, y también a los miedos, prejuicios y falta de información de las personas de su entorno que conocen su decisión. Nadar contracorriente y hacer las cosas de manera diferente a lo socialmente aceptado no suele ser nada sencillo. Tal vez esta sea una de las razones por las que apenas hay testimonios escritos de malas prácticas durante la atención al parto en casa, o quejas formales. Para una mujer puede que ya resulte suficientemente duro y laborioso enfrentarse a la incomprensión de parte de la sociedad, como para además, una vez pasado el momento, confesar que hubo cosas que no salieron como ella deseaba. A nadie le resulta agradable el “te lo dije”, pero cuando hablamos de un proceso como es el nacimiento, aún menos.

Además, en los partos, sean en casa o en el hospital (aunque más en casa), se produce una descarga excepcional de hormonas como la adrenalina y la oxitocina. Son las hormonas que provocan una sensación muy intensa, como la de una primera cita. La relación que se establece con las personas presentes es muy especial. La naturaleza lo ha dictado así para que la madre se enamore perdidamente de su bebé. La matrona, como profesional del parto, debe interferir lo menos posible en este paraíso de oxitocina donde solo tendrían que caber la familia más íntima y quien decida la madre. El parto es un momento muy excitante siempre, y más cuando es natural y respetado. Aun así, la matrona debe retirarse y permitir que la familia lo celebre. Si la matrona se sitúa en medio innecesariamente o no es capaz de leer las necesidades de la madre de intimidad con su bebé o su familia, eso se recordará siempre. Cualquier cosa que ocurra durante el parto, sea bueno o malo, se mantendrá en la memoria. Los aciertos o decepciones se recordarán con más frecuencia que si ocurren en un hospital, que probablemente no volverá a visitarse. El que haya sucedido en el hogar puede constituir un factor más para que la madre reviva lo sucedido una y otra vez. Estas “confesiones” suelen hacerse en petit comité y, a veces, ni siquiera se llegan a plantear de manera clara a una misma. El nacimiento de cada uno de nuestros bebés es especial, y así debería tratarse, sin dar nada por sentado de antemano.

Bibliografía:

  • Guía de Asistencia al Parto en Casa, Colegio Oficial de Enfermería de Barcelona (2010)
  • Estrategia de Atención al Parto Normal, Ministerio de Sanidad (2007)
  • Iniciativa Parto Normal, FAME (2009)
  • Guía de la Mujer Consciente para un Parto Mejor. Goer, Henci (2008)
  • El Bebé es un Mamífero. Odent, Michael (2007)
  • Parto Seguro. Croon M, Smulders, B (2002)
  • Las Mil y Una Noches de Sueños de Luz. Calvo M., Waters S. (2011)

Sobre Edurne Estévez Bernal
Edurne Estévez Bernal es madre de tres hijos, maestra y asesora de lactancia, y forma parte del equipo de redacción de Crianza Natural.

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