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Alfie Kohn critica la imposición de los deberes por parte de las escuelas y plantea medidas concretas para devolver el placer del aprendizaje.
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Estamos muy familiarizados con las pegas de los deberes: frustración, cansancio y peleas. La mayoría entendemos que esto merece la pena porque mejoran el aprendizaje de nuestros hijos y les enseñan hábitos de estudio y responsabilidad.
La investigación muestra que no es así. No promueven la autonomía ni unos buenos hábitos de estudio. No proporcionan ningún beneficio académico para los alumnos de primaria y existen serias dudas sobre si son recomendables para los estudiantes de secundaria.
Entonces, ¿por qué les obligamos a hacer una doble jornada cuando vuelven a casa? El incisivo análisis de Kohn pone de relieve tres causas: un conjunto de creencias equivocadas sobre el aprendizaje, una desconfianza hacia la infancia y la juventud, y un enfoque de la educación cada vez más contaminado por la competición.
Khon plantea medidas concretas para cambiar lo que ocurre en las escuelas (y en nuestras casas) con el fin de rescatar el gusto por aprender de nuestros hijos y el bienestar en nuestras familias.